ETAPA 9
19 de julio
KEMPTEN – WEITNAU (32
km)
En esta etapa tampoco se cumple el guión que tenemos, por
eso la distancia no es correcta.
Salimos de Kempten,
ahorrando unos 4 km
y siguiendo la senda que nos indican en el mismo hotel, por unos barrios
nuevos, en construcción y enseguida empezamos a subir.
Llegamos a Marienberg, como todo lo que acaba en berg (montaña)
es cuesta arriba.
Desde allí seguimos el camino, que indica hora y cuarto a
Buchenberg.
Llegamos a las 10:30 y salimos del hotel dos horas antes,
por lo que calculamos que habremos caminados unos 8 ó 9 km.
Aquí, de nuevo, hay dos rutas, señaladas en un mapa.
Seguimos los carteles que indican Rechtis- Wietnau, pero
llega un momento en que ambos destinos se separan. Si vas por Rechtis das un gran
rodeo, de siete kilómetros, por lo que decidimos ir directamente a Wietnau.
En general las rutas alternativas también tienen señales del
Camino, o aparecen un poco más tarde. Lo importante es saber el destino de cada
día.
La etapa queda así:
Kempten –Marienwald- Buchenberg y Wietnau
Han sido unas seis horas, por lo que calculamos unos 24 Km.
Al acercarse a los pueblos siempre hay bancos y como los
pueblos están muy próximos, hay bancos casi todo el camino.
De nuevo el problema del alojamiento. En Kempten nos habían
reservado en la Pension Krone,
pero nos avisaron que hasta las 8 de la tarde no habría nadie.
Pension Krone
Llegamos al pueblo, pequeño, como todos con su gran iglesia,
dos gastof, unas casas preciosas, ningún comercio y desierto.
En la gastof vemos que cierran al mediodía, esperamos a la
sombra de nuestro destino que den las cinco para tomar algo, vemos una
camioneta ambulante que vende bebidas y pollos asados, bebemos, pero no nos
apetece un pollo y menos tomados a mano en la plaza del pueblo. Llegan las
cinco y nadie abre.
Hay un cartel y tiramos de Google traductor: miércoles
descanso.
Total que toda la hostelería del pueblo cierra los
miércoles.
Por si a las 8 no aparece nadie para abrirnos, buscamos
alternativas. A la entrada había una casa rural, nos acercamos y está llena de
chicos. Preguntamos si esta llena y nos contestan “of course”. Total que
después de ir tan lejos, nos volvemos igual que hemos ido.
Fuera de la iglesia hay un tablón de anuncios que indica
domicilios que acogen peregrinos. Vamos directamente al primero, la señora nos
dice que no puede, pero empieza a llamar a todo el que conoce y nos consigue
alojamiento en otra casa rural, que está casi tan lejos como la primera. Pero
vamos encantados.
Como siempre es una mujer mayor, que no habla más que
alemán, pero por señas y gestos nos alojamos en una casa preciosa. Nuestras
habitaciones dan a una balconada llena de flores y al fondo el pueblo y todo el
valle.
Llega la hora de la cena y volvemos a recorrer sitios,
empieza a llover y al final nos informan que a la salida hay un bar de copas,
que sí abre, y tiene algo para comer.
Total nuestra cena: ensalada y alitas de pollo con patatas
fritas. Tan rico.
Desde nuestro balcón, Wietnau, en su día de descanso.
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